Desde una perspectiva feminista crítica, la gestación subrogada —también denominada eufemísticamente “alquiler de vientres”— representa una forma contemporánea de explotación reproductiva que atenta contra los derechos fundamentales de las mujeres.

Lejos de ser una práctica neutra o basada en la libre elección, la gestación por encargo se sustenta, en la mayoría de los casos, en profundas desigualdades de género, clase y geopolítica. Son mayoritariamente mujeres en contextos de vulnerabilidad económica quienes acceden a estos acuerdos, mientras que los beneficiarios suelen pertenecer a sectores privilegiados, tanto a nivel nacional como internacional.

El feminismo rechaza esta práctica por considerar que convierte la capacidad de gestar en un servicio comercializable, mercantilizando cuerpos y funciones reproductivas. Esta lógica cosifica a las mujeres, reduciéndolas a instrumentos al servicio del deseo ajeno, y relega sus derechos a un segundo plano frente al interés contractual de las partes compradoras.

Asimismo, la gestación subrogada refuerza estructuras patriarcales al perpetuar la idea de que el cuerpo de las mujeres puede ser utilizado como recurso productivo, al igual que históricamente lo han sido el trabajo doméstico o los cuidados no remunerados.

Desde el feminismo, defendemos que los derechos sexuales y reproductivos deben garantizar autonomía real, no ser usados como justificación para prácticas que, bajo el disfraz de la modernidad o la solidaridad, reproducen lógicas de dominación.

FB: Centro de Atención a la Mujer Trabajadora de Chihuahua